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Don Juan Sánchez Andraka…

Don Juan Sánchez Andraka…
Los primeros días de este naciente año 2022, fui a Tixtla. A través de las redes sociales me enteré que en la calle Independencia, mejor conocida como la Adoquinada, frente al edificio del antiguo Ayuntamiento, se había instalado una feria del libro.
Supe que uno de los organizadores de esta feria, sino el único, era el escritor Juan Sánchez Andraka, originario de la bella ciudad de Chilapa, quien además, iba a poner a la venta su vasta obra, sus varios libros por demás interesantes.
Debo reconocerlo, soy un fan de este escritor guerrerense, desde hace un montón de años, más de 30 calendarios quizá. El primer libro de su autoría que leí, recuerdo bien que se llama “Un mexicano más” y más tarde, “Hablemos claro”, que alguien me prestó. Después adquirí un extraordinario libro, también escrito por él titulado “Zitlala”, que he leído una y otra vez. Me ha fascinado.
Por algún tiempo, tuve la inquietud de conocerlo y saludarlo en persona. No recuerdo el momento preciso, pero ahora y desde hace algunos años, me distingue con su amistad, que reconozco, valoro y correspondo.
Tras una visita a la virgen de la Natividad, en su santuario y pasar a comprar pan recién hecho y horneado, encaminé mis pasos al bonito zócalo tixtleco, y al llegar a la citada calle, desde la esquina con la avenida principal, donde venden unas sabrosas nieves, descubrí el amplio local de la feria del libro y ahí estaba, en efecto, Juan Sánchez Andraka.
Tras el saludo de rigor y unos minutos de amena plática con él, le pregunté por sus libros, porque deseaba comprar algunos. De inmediato se puso de pie y se dirigió hasta donde estaban sus obras, que miré una a una y elegí dos, que con gusto accedió a dedicármelos. Uno, titulado “Una luz en el ocaso”, con un texto que reza: “Con enorme afecto para mi amigo Pedro Torreblanca, como una prueba de amistad”.
El otro, “A la sombra del mezcal”, una extraordinaria novela que versa sobre la producción de mezcal en la entidad, y que narra las experiencias y vicisitudes que pasaron muchos fabriqueros en tiempos pretéritos, para elaborar este elixir de los dioses. El texto de la dedicatoria es por demás, especial. “Para mi súper amigo Pedro Torreblanca, con un abrazo fraterno”, y remata con una invitación “Un día, en Omeapa, beberemos una copa”.
Por supuesto que le beberemos, le dije. No te vayas a emborrachar al leer el libro, me dijo con una amplia sonrisa, cuando elegí éste relacionado con el mezcal, y alegre como es, me comentó que días más tarde, en la que fue sala de cabildos del antiguo ayuntamiento, se iba a llevar a cabo un concurso denominado “Cuéntame un libro de autor guerrerense”. Ya hay varios jóvenes inscritos, unos van a participar narrando cuentos de Edilberto Nava García. Por cierto, me dijo, va a venir Edilberto.
Y efectivamente, se llevó a cabo este concurso, que contó con la participación de diez jóvenes, que narraron cuentos, como citaba la convocatoria, de escritores nacidos en este solar suriano, resultando ganador Ignacio Pólito Aponte, quien hizo una buena semblanza de “Toribio Patolzin Ahuelicán”, el más reciente libro de Juan Sánchez Andraka y que en su momento, y a la distancia, el autor me hizo una bonita dedicatoria.
El día del certamen, el viernes 7 de enero, acudí para saludar a mis buenos amigos, Juan Sánchez Andraka y Edilberto Nava García, escritor de altos vuelos originario de Apango, cabecera del municipio de Mártir de Cuilapan, con quien hace algunos años, coincidimos en el periódico “Expresión Popular”, él escribiendo en la sección de cultura, y yo como director del rotativo. Por cierto, durante su gestión como alcalde, se ejecutó la obra más importante en su municipio, el puente Mezcala-Solidaridad.
Seguro estoy que a Juan Sánchez Andraka le faltan aún, muchos libros por escribir; muchos lápices y hojas habrá de llenar para todavía, para dar vida a nuevos personajes, y hacer de las delicias de los lectores de todo México y allende nuestras fronteras que, como yo, disfrutamos leer sus obras, que son lectura ágil, rápida y sencilla.
Saludos mi buen amigo Juanito y gracias, muchas gracias por las atenciones que desde siempre, me has dispensado.
Y sí, pronto habremos de beber la copa de mezcal en Omeapa, municipio de Tixtla, lugar donde cuento con antecedentes de familia que no conozco, pero que confío, habré de encontrar.
Por lo pronto y a la distancia: salud…!
Pedro Torreblanca

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